domingo, diciembre 03, 2006

Maná ofreció un concierto privado en Hollywood

Maná ofreció un concierto privado en Hollywood, donde presentó éxitos y grabó un videoSergio BursteinEspecial para Espectáculos

1 de diciembre de 2006Aunque Maná ya tiene más de dos décadas de actividad oficial, su enorme nivel de aceptación lo mantiene como uno de esos pocos grupos de rock latino que son realmente capaces de llenar estadios fuera de sus países de origen.
Es por eso que la presentación exclusiva que el conjunto dio en un club angelino tuvo un carácter muy particular, ya que los cerca de mil invitados presentes el martes pasado en el Avalon de Hollywood tuvieron la oportunidad de encontrarse a sólo pasos de sus ídolos, y respondieron a la cita con un entusiasmo especialmente enérgico.
Ése no fue el único detalle especial de la velada, porque la banda tapatía se encontraba grabando el video musical de Manda una señal, uno de los temas contenidos en su más reciente disco, Amar es combatir, para lo que necesitaba el apoyo del público, ya que se tratará de una pieza audiovisual registrada en vivo.
Pero la excusa perfecta para todo esto era la transmisión que se haría del concierto para los usuarios de cierto modelo de teléfonos celulares, una modalidad novedosa que parece estar dando buenos resultados.
En ocasiones así, los shows suelen ser bastante breves; lo bueno para los fans de Maná fue que, en este caso, a pesar de que la presentación no tuvo la duración de un concierto pagado, los mexicanos ocuparon la tarima con su música por casi una hora, ofreciendo una selección grandes éxitos que despertó gran entusiasmo.
Un entusiasmo que resulta por cierto comprensible si se toma en cuenta que esta banda pone muchos esfuerzos en la búsqueda de esta clase de resultados. Incluso en las reducidas dimensiones del local empleado, se pudieron notar sus intenciones abiertas de ser un grupo "de estadio" (lo que en inglés se conoce como arena rock), algo que se muestra sobre todo en el ánimo tan vibrante como exagerado del baterista Alex González.
González ha sido reconocido en diversas ocasiones como uno de los músicos más notables de la escena latina y no cabe duda de que lo es, ya que su estilo percusivo, contundente y complejo, funciona prácticamente como columna vertebral del sonido más bien simple de Maná.
Pero el mismo González no parece saber el significado de la palabra "modestia", porque sus permanentes intentos por llamar la atención lo llevan a efectuar con los palillos ciertos malabares que inicialmente resultan divertidos, pero que terminan por cansar debido a su repetición, además de distraer la atención sobre el desempeño de los otros músicos.
Mucho más discreto en sus arrebatos escénicos, el vocalista Fher Olvera se ganó a la audiencia con su actitud mesurada y un estilo vocal que, sin ser portentoso, resulta agradable y distintivo, además de que él mismo es capaz de tocar con bastante destreza la guitarra y la armónica (como ocurrió durante la interpretación de Rayando el sol).
Tomando en cuenta la brevedad de la actuación y el hecho de que no se podían hacer versiones demasiado largas de cada tema (porque Maná no es obviamente Mars Volta, una banda capaz de ocupar la media hora que se le brinda en un festival para tocar una sola pieza), el guitarrista Sergio Vallín también hizo lo suyo, mostrando a veces destellos de su verdadera capacidad como instrumentista, a pesar de que limitó sus solos a composiciones como Manda una señal, Rayando el sol y Me vale todo.
Además del bajista Juan Diego (que es definitivamente el integrante menos ostentoso de la banda), la formación de esa noche se completó con un tecladista y un guitarrista invitados. El segundo asumió en determinado momento cierto papel protagónico al hacer los coros y lanzar un "grito mexicano de batalla" —ésos que se suelen escuchar normalmente en los conciertos de rancheras— durante la parte media de Mariposa traicionera.
El lector que haya llegado hasta estas líneas tendrá ya una idea bastante clara del modo en que el grupo armó el repertorio, aunque habría que señalar que se incluyeron también algunas piezas del nuevo álbum, como fue el de caso de Labios compartidos y de la ya citada Manda una señal.
Esta última era la que se quería grabar para la elaboración del video, lo que hizo, probablemente, que su interpretación fuera más entusiasta. Eso se convirtió, de manera involuntaria, en una suerte de compendio de lo que es Maná: un grupo lleno de buenos músicos que, en sus mejores momentos, ha logrado desarrollar melodías tan efectivas y pegajosas que se han convertido en parte del subconsciente colectivo de los latinoamericanos, pero que no es capaz de librarse de ciertos estereotipos musicales y escénicos, y que se niega a abandonar las letras empalagosas